"Yo necesito papales, para poder vivir normalmente y poder ir a Marruecos a ver mi mujer. Desde hace 12 años sólo la veo a través de video-llamadas. Me gustaría volver a Safi, pero tengo que quedarme aquí y buscar lo que sea, para poder ayudarles a ellos. Allí la vida es muy dura.”
Mohammed
MOHAMMED
(74 años, Marruecos)
Mohammed vino a España hace 12 años con un visado de turista. Alguien le propuso un trabajo como repartidor de publicidad en la calle, pagado 100€ a la semana. Como dice Mohammed: “en Marruecos es mucho dinero. Con esto podía vivir normal, alquilar una habitación y mandar dinero a mi familia”. En Marruecos (Safi) tiene a su mujer y dos hijos, el tercero – hijo mayor - vive también en España.
Desde hace algunos años Mohammed vive en una casa ocupa, un edificio gestionado por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) en Vallecas. En principio compartía el piso con su hijo, nuera y nieto, pero cuando su nuera encontró trabajo en Guadalajara, se trasladaron y Mohammed se quedó sólo. Su hijo tiene papeles y actualmente trabaja cuidando a gente mayor. Encontró este trabajo durante el confinamiento, cuando casi nadie quería arriesgarse a trabajar en una residencia. Se ven en cuando puedan, y además Mohammad, que padece diabetes, acude al medico de su hijo para realizar exámenes y obtener prescripción de medicamentos. – “Para estas cosas, si no tienes papeles, nadie te va atender en la sanidad publica, si no era por mi hijo, no se lo que hubiera hecho”.
Mohammed intento arreglar su situación, pidió papeles aludiendo arraigo en la sociedad previsto por La Ley de Extranjería pero obtuvo respuesta negativa. Él no lo entiende, tiene su hijo y nieto en España, está muy involucrado en la vida del bario y muchos de sus compañeros de la PAH apoyaron su demanda.
Ahora Mohammed no tiene ningún trabajo regular y durante el confinamiento se quedó sin recursos. A veces los vecinos o los compañeros de la asamblea de la PAH le ayudan a subrayar los costes de medicamentos. Para comer, va a los comedores sociales y a las despensas como la que se montó en el centro La Villana de Vallekas*.
